-“Si el amor lo puede curar, las enfermeras lo harán”.
Reconocida como la primera enfermera militar mexicana, Refugio Esteves Reyes inicialmente se desempeñó como costurera en un hospital de Guadalajara. Al poco tiempo, debido al interés que mostraba hacia los enfermos, es trasladada como auxiliar al departamento de cirugía, en donde posteriormente fue nombrada con el cargo de Sargento primero y designada enfermera por el General Urriza.
Fue esta valiente mujer quien en 1902, formó un equipo de enfermeras llamado ángeles, con el propósito de dirigir Escuelas de Enfermería en algunas ciudades del país. En 1910 debido a un descarrilamiento causado por los revolucionarios, el hospital de Guadalajara llegó a su máxima capacidad con cientos de heridos, a quienes ella atendió sin descanso.
En 1914 es nombrada enfermera militar al salir con las tropas de Venustiano Carranza al campo de batalla para que atendiera a los heridos. En una ocasión durante el cuidado que brindaba a un soldado con una herida en la boca que le impedía comer, desarrolló una forma de alimentarle basada en papillas semilíquidas, impidiendo que el soldado muriera de inanición. Fue entonces cuando se le bautizó con el nombre de “Madre Cuca”.
En 1915 estando a cargo de un carro-hospital de cirugía, recibió un balazo en el lado izquierdo del cuello provocándole ligera conmoción cerebral. La bala le quedó incrustada en la cuarta vértebra cervical, pero esto no logró hacer que desistiera de su labor humanitaria.
Rosario no contaba con conocimientos académicos, sin embargo, tras el triunfo de la Revolución Mexicana, a la edad de 57 años, ingresó al curso de enfermeras, logrando las calificaciones más sobresalientes y obteniendo el grado de Enfermera a la edad de 59 años. (L.E. Ana Martínez, CONAMED).
De acuerdo a la historia de nuestro país, fue el doctor José Villagrana, quien fungiendo como director del Hospital Juárez en la Ciudad de México, estableció el 6 de enero como día nacional de la enfermera (o), expresando que eran un regalo de los Reyes Magos para los enfermos. Y desde 1931, cada seis de enero se celebra el día de los ángeles blancos.
Amable lector: convencida estoy de que no cualquiera puede ser enfermera, para ser una buena enfermera o enfermero, se requiere de un don especial y de una sobre dosis de compasión para cuidar de los enfermos.
El libro luces encendidas de Miguel Limardo, cuenta que cierto día, un turista en la india visito un leprocomio, ahí vio a una enfermera curando la piel podrida de un leproso, asqueado frente a lo que tenía delante, le dijo a la enfermera: yo no haría lo que usted está haciendo ni por un millón de pesos.- ella le respondió: ni yo tampoco lo haría. Asombrado el turista le pregunto ¿cuánto le pagan por hacerlo? La enfermera dibujo una sonrisa de felicidad y como quien no da importancia a las palabras le respondió: no me pagan nada, lo hago por amor, porque solo el amor es capaz de hacerlo.
La mayoría de las personas en algún momento de nuestra vida hemos ido a dar a un hospital, precisamente es allí en donde atienden ángeles blancos como madre Cuca. Hombres y mujeres dispuestos a dar lo mejor al que más sufre, seres maravillosos, especialistas en curar heridas, no solo las de la piel, sino también las del corazón y las del alma.