Los espacios arquitectónicos además de protegernos pueden reconfortarnos, recrearnos, alegrarnos, deben servirnos… en algunas afortunadas situaciones, como la música, provocan emociones sublimemente positivas, la innegable evolución de la tecnología aplicada al diseño ha permitido en las últimas décadas el auge de formas y funciones que se antojaban imposibles en otros momentos.
Este año en Puebla el MIB (Museo Internacional Barroco) concebido por el japonés Toyoo Itō abre sus puertas, reposicionando a la ciudad en el continente como la capital del estilo barroco. El equipo de Itō se aseguró de trasladar los principios del arte barroco a nuestros días, desde la concepción espacial, el efecto de la luz, hasta la mera existencia de estos espacios que se manifiestan en perfecto contraste con el marco económico y político que pueblan la existencia contemporánea.
Durante el renacimiento el barroco surge en Italia como un movimiento que reta lo establecido al romper las normas, saturando la pulcritud de la regla estética del momento; en nuestros días estos ejercicios, se convierte en un punto de encuentro de diferentes sensaciones y tendencias que resultan fácil de aislar en elementos reconocibles como parte de otras corrientes o pertenecientes a otros espacios, e incluso a otros tiempos.