Tijuana, B. C.,30 de septiembre de 2018. Ha finalizado septiembre y año con año, políticos, comunicadores, figuras públicas y hasta docentes, insisten en difundir una mentira -de tantas- entre los mexicanos: México tiene 200 años como país independiente.
Joseph Goebbels fue muy cercano a Adolf Hitler, quien lo nombró ministro de Propaganda, desde donde promovió su teoría sobre crear realidades con base a la repetición de mentiras. Creer que México ha alcanzado dos siglos de vida -será en 2021 cuando suceda- es una mentira tan grande, que la mayoría la ha adoptado como realidad.
El inicio del Movimiento Insurgente encabezado por Miguel Hidalgo data del 16 de septiembre de 1810, pero fue hasta el 28 de septiembre de 1821 -11 años después-, cuando se firmó el acta de nacimiento de México, es decir, su Acta de Independencia. La cual fue firmada en la Ciudad de México y no en el atrio de la iglesia.
Otro de los muchos mitos que prevalecen al respecto, refiere a que el cura Hidalgo “tocó” la Campana de Dolores, la versión real es que dicho instrumento fue teñido por un campanero “anónimo”. Hidalgo tampoco llevó consigo el estandarte guadalupano esa madrugada, pues lo improvisó a su paso por Atotonilco, a unos cuantos kilómetros de distancia.
Durante la primera década del siglo XX, siendo presidente Porfirio Díaz, se fortaleció la teoría del Centenario de la “Independencia” de México. Pero antes de referirme a ello, es preciso aclarar el supuesto cambio de fecha en la conmemoración del Grito de Independencia, pues hay quienes aseguran que Díaz la modificó para que coincidiera con su cumpleaños el día 15 de septiembre. Los expertos, en cambio, argumentan que tradicionalmente la celebración comenzaba una noche antes por gusto y costumbre de los mexicanos: misas, serenatas con Las mañanitas y todo aquello que significara “jolgorio”, como diría don Porfirio.
Lo que si es cierto es que derivado del Centenario, el presidente Díaz, además de organizar las festividades que representaron un amplio reconocimiento internacional para México y lo posicionaron como un protagonista en el escenario mundial del momento, heredó odas, esculturas, monumentos y un sinnúmero de manifestaciones artísticas y, con especial énfasis, procuró ensalzar la memoria de personajes históricos como los Niños Héroes y Benito Juárez.
¿Para qué nos sirve la historia? Nuestra historia fue escrita con un profundo sentimiento de romanticismo, llena de contrastes emocionales, de héroes y villanos; siempre ajena a las proporciones más realistas por ello es preciso dimensionarla justamente para evitar repetir abusos y errores. En 2010, durante el gobierno de Felipe Calderón, surgieron actividades que, aun hoy, representan desconfianza y sospecha. Celebraciones que se convirtieron en señalamientos de excesos y corrupción. Para muchas personas, resultará intrascendente el dato, pero me alarma ser parte de esa mayoría mal informada.
Es importante aclarar que el título de esta colaboración no guarda relación alguna con el tema abordado, por ello le sugiero permanecer atento a nuestra próxima entrega.
Post Scriptum.- “Miente, miente, miente que algo quedará, cuanto más grande sea una mentira más gente la creerá”, Joseph Goebbels.