Cuenta la leyenda que un día Quetzalcóatl decidió convertirse en hombre, explorar cada rincón del mundo y experimentar cada sensación, al final de su aventura, maravillado, extasiado y exhausto, padeció también un hambre insoportable y un completo agotamiento, un pequeño conejo de grandes orejas salió a su encuentro y le pregunto que le pasaba. El Dios sin revelar su identidad le compartió su situación, en respuesta el conejo humilde y generosamente se ofreció como alimento, Quetzalcóatl impresionado, regreso a su forma de Dios y elevo al conejo al cielo para reflejar para siempre su figura en la luna.
Este 14 de noviembre, gracias a la orbita elíptica de la luna, el conejo y todos los demás cráteres de nuestro satélite estarán más cerca de nosotros, la coincidencia sucede cada 68 años, es un regalo que no debes perderte y podremos disfrutar dentro de unas horas.