El retiro es otra área en la que las mujeres tenemos desventajas. Es un tema en el
que no solemos pensar cuando somos jóvenes y que, por lo tanto, no lo
contemplamos al tomar ciertas decisiones como la de dejar de trabajar para
cuidar a los hijos. Y las desventajas empiezan con el hecho de que solo 40% de las
cuentas individuales administradas por las Afores pertenecen a mujeres, pero van
más allá.

Las mujeres no ahorramos lo suficiente ni el tiempo suficiente, no por falta de
voluntad, si no por constantes interrupciones en nuestra trayectoria laboral
dentro del mercado formal, porque los salarios que percibimos son menores a los
de hombres en actividades similares, porque dedicamos demasiado tiempo a
actividades no remuneradas y porque viviremos más. Nuestra esperanza de vida
es de 78 años, cinco años más que la del hombre.

Cuando tenía 27 años el tema del retiro no estaba entre mis prioridades, acababa
de ser mamá, tenía dos años de haber entrado a un empleo formal y de empezar
a cotizar en el IMSS. Pero cuando nació mi hija decidí dejar de trabajar para
dedicarme de lleno a su cuidado. Sin embargo, al cabo de unos cuantos años me
divorcié y tuve que regresar a trabajar. Pero para poder cuidar a mi hija, decidí
hacerlo de manera independiente.

Hasta ocho años después me reintegré a las filas del empleo formal y volví a
cotizar en el IMSS. Perdí esos años de cotización y de ahorrar para mi pensión,
pero gané tiempo junto a mi hija.

Para tener una pensión, uno de los factores más importantes son las semanas de
cotización. Bajo la ley del IMSS de 1973, debes completar 500 semanas. El sistema
actual de cuentas individuales que administran las Afores pide 750 semanas,
gracias a una reforma reciente al sistema que antes exigía 1,250.

Mi trayectoria interrumpida de cotización es la historia de millones de mexicanos,
no solo mujeres. El más reciente reporte trimestral del Banco de México refiere
que la densidad de cotización de los trabajadores en México es de 44.3%, es decir,
“el trabajador promedio pasa menos de la mitad de su vida laboral en el sector
formal de la economía”.

Si ese es el promedio de la población, sin temor a equivocarme puedo afirmar
que la densidad de cotización de las mujeres es aún menor pues permanecen
menos tiempo que los hombres a algún sistema de seguridad social, y por ende,
acumulan menos recursos para su pensión.

Entre otras razones están que las mujeres destinan la mayor parte de su tiempo,
66.6%, según la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo de Inegi, a las labores
domésticas y de cuidados, y solo 32.8% al trabajo remunerado.

Muchas mujeres prevén sobrevivir en la vejez con la pensión que reciban sus
conyuges. El 43% de las mujeres en 2016 pensaba que su esposo era el
responsable de su retiro, según una encuesta de la Asociación Mexicana de
Administradoras de Fondos para el Retiro de ese año.

Lamentablemente, aún con la reforma al sistema de pensiones, 55% de los
trabajadores en México posiblemente no alcazará una pensión, según Banxico.

El monto sí importa

Si bien para quienes se retirarán de acuerdo con el régimen de la ley de 1973 el
monto de la pensión se calcula con base en el salario de sus últimos cinco años
de cotización, para la generación Afore dependerá completamente del saldo
acumulado en su cuenta individual.

En los años que se dejaron de trabajar en el mercado formal se dejaron de
aportar recursos, y cuando sí se cotizaron, los salarios fueron menores al de los
hombres. Eso quiere decir que las aportaciones obligatorias del salario a la Afore
también fueron menores, aunque el porcentaje descontado era el mismo. Según
la OCDE, en México las mujeres ganan 18.8% menos que los hombres.

De acuerdo con un estudio de la Consar sobre el ahorro para el retiro de las
mujeres elaborado en 2016, 71.3% de las que tienen una cuenta de Afore cuentan
con menos de 50,000 pesos ahorrados en ella, lo que representa 64% de lo que
tiene un hombre; y 76.6% cotiza con menos de 5 salarios mínimos, mientras que
en los hombres esa cifra representa 71.2%.

Ante el escenario descrito no hay tiempo que esperar. Si es que alguna vez
cotizaste a algún sistema de seguridad social es importante reactivar tu cuenta,
sobre todo si estás a cinco años de retirarte. Si fuiste derechohabiente del IMSS
hay distintas modalidades para volver a cotizar, de las cuales le platicaré pronto.

Si ya tienes una cuenta de Afore puedes hacer aportaciones voluntarias aunque
no estés cotizando a la seguridad social. Y si no tienes una cuenta de Afore, hay
planes de ahorro para el retiro que manejan compañías de seguro o bien, fondos
de inversión, que impiden sacar anticipadamente los recursos para empujar el
ahorro a largo plazo. Un retiro con una pensión digna nos hará menos
vulnerables, sobre todo si cada vez se alarga más la esperanza de vida de las
mujeres.

Fuente: EL CEO
Edición de Marzo