Los amuletos tienen su origen en la historia misma del ser humano. Desde la prehistoria el hombre ha buscado incansablemente la manera de protegerse contra toda clase de males. Cuentan algunos libros de magia, que los primeros amuletos fueron hechos con madera, rocas y materiales naturales con alguna particularidad física, como su forma, color, aroma, etc.
Con el trascurrir del tiempo, los amuletos se han convertido en testigos y protagonistas de un sinfín de acontecimientos especiales. La invocación primitiva fue precisamente el amuleto, pues se creía que no todos los dioses buenos estaban permanentemente cerca del hombre, así es que sin más ni más, decidieron buscar a través de la superstición, el amparo durante las 24 horas del día.
Todas las culturas cuentan con su propia historia en relación a este antiguo objeto, los amuletos forman parte de fantásticos cuentos y leyendas, es por ello que desde el comienzo de la humanidad hasta nuestros días, de una manera u otra, son buscados por muchísimas personas que creen en los conjuros para expulsar la mala suerte y atraer la buena fortuna.
Amable lector: nuestra cultura mexicana está muy cercana a este tipo de creencias. En este momento no se puede imaginar usted el montón de amuletos y talismanes que comienzan a venderse entre la clase política, desde las pulseritas rojas para alejar el mal de ojo y las envidias, hasta los conjuros allá en Catemaco, o bien, el traslado de alguna que otra adivinadora preparada para hacer cualquier clase de magia, todo con tal de llegar a San Lázaro y claro, hasta Los Pinos.
La verdad es que con amuleto o sin él, alguien será el suertudo o suertuda que se siente en la tan anhelada silla embrujada. El punto es, ¿realmente será buena suerte? ¿Para quienes?. Para quien gane la elección será una súper suerte, allí, se vive en otro nivel y en un contexto nada parecido al de la mayoría.
Sera una suerte porque quien gane, tendrá la oportunidad de limpiar un poco el escombro de sus antecesores, si es que realmente están preocupados por sacar a este tan aporreado país de la situación en la que actualmente se encuentra.
Para nosotros los ciudadanos, ¿será buena suerte?, será buena suerte si el cambio realmente trae un cambio, porque solamente un loco puede creer que las cosas van a cambiar, haciéndolas de la misma manera.
Al ciudadano poco le interesa que gane el giro o el colorado, lo que quiere ver son resultados, pero no a largo plazo, ya no hay tiempo, ni paciencia, ni ganas, ni nada. Creo que en esta próxima elección, quienes resulten vencedores necesitaran mucho más que un simple amuleto. Dicen que luego se le ve la zanca al pollo, pero seamos honestos y aceptemos, que no habría gobierno corrupto, si no existieran ciudadanos deshonestos.
Lamentablemente, el amuleto que la gente ha utilizado hasta hoy no ha sido de mucha ayuda, la suerte no ha estado de este lado, tal parecería que vamos cargando fortalezas imposibles de derribar, seguimos siendo un pueblo sumiso, aborregado, pisoteado y crédulo. ¿Cuándo elegiremos el amuleto correcto? No lo sé, lo que si se, es que al próximo ya no lo queremos con copete, ya nomás con que venga bien peinado.